Es un hombre sencillo en todo el sentido del término, de caminar pausado pero pisadas muy seguras, pocas veces se le ve sin su cámara y, si en algunas de estas escasas ocasiones algo atrae su talentosa mirada, no demora en ir por su equipo para captar de inmediato el instante y resaltar en él lo que para su vida se ha convertido en todo un arte: la fotografía.
Se trata de Fernando Raúl Acosta, amigo de amigos, falconiano y fotógrafo de dilatada trayectoria en medios de comunicación de la entidad que, sin saber lo que trascendería una entrevista que dio en días recientes a un estudiante del 5to semestre de la UBV-Misión Sucre del programa de Comunicación Social, definió la fotografía como una combinación de arte y plasme del instante.
La Dirección de Relaciones Públicas y Medios de Comunicación de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda a través del Departamento de Información Periodística, para el cual labora hoy Acosta, siente beneplácito en reproducir sus significativas palabras en estas líneas:
¿Qué te llevó a escoger esta profesión?
Creo que fue una cuestión de destino y la necesidad de trabajar y conseguir los recursos para la familia ya que soy de una familia muy humilde, me llevó en 1985 a trabajar como fotógrafo. Pero antes, ya mi hermano, Napoleón Betancourt, fotógrafo también, trabajaba en El Falconiano y me llevó allá. Mi primera experiencia no fue con la fotografía sino con la brocha, pintando las paredes de El Falconiano (comenta entre risas). Después vieron aptitudes en mí y me llevaron a trabajar a los talleres de fotomecánica donde empecé a ver buenas fotografías de Casto José Ocando y de Napoleón que me llamaron la atención. Entonces no comencé directamente con la fotografía sino que me involucré al trabajo del periodismo. El deseo de seguir mejorando y formándome me llevó a trabajar en una empresa de diseño en Maracaibo denominada ARTE IMAGEN PUBLICIDAD.
¿Cuáles fueron tus inicios formales en la fotografía?
Realmente fueron en el Diario La Prensa (medio impreso de la zona desaparecido). Allí trabajé en los talleres como fotomecánico, como diagramador, fotomontaje de negativos y finalmente me atrapó la fotografía cuando encontré mi primera cámara prestada e hice mi primera foto en un viaje de trasnocho repartiendo periódicos. Me gustó el trabajo.
¿En qué piensas cada vez que haces una fotografía?
Primero hay que conectarse con lo que uno quiere hacer, dar con el trabajo y pensar en extraer lo mejor de él para que quienes la vean, sientan qué pude ver en mi situación como testigo, en el caso del reporterismo gráfico, para resaltarlo lo mejor posible.
Has realizado varias exposiciones gráficas, ¿dime cuántas y a dónde han sido?
Realmente no han sido muchas. Comencé con una exposición colectiva digamos que de arte en el taller de Nicasio Duno, mostrando un poco lo que era la fotografía íntima de pintores y artistas; luego hice un trabajo que me encargó la Dirección de Cultura de la UNEFM acerca de los niños de El Palmar, un trabajo que me gustó mucho dada la espontaneidad de los pequeños a los que solo hay que seguirles el ritmo; luego un trabajo que me marcó mucho fue una exposición que logró patrocinarme la Universidad Francisco de Miranda y que prácticamente me llevó a recorrer todo el estado Falcón en busca de su identidad.
En una palabra, ¿cómo defines la fotografía?
La fotografía es una combinación de arte y plasmar el instante, esa memoria, esa imagen que pasa ante nuestros ojos y que grabamos para que la gente se recree, investigue, para que hagamos crónica de una vida, de una historia y, bueno, somos la imagen y la historia de lo que nos toca vivir circunstancialmente.
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