Prensa MPPEU
Texto: María Caldera
Foto: Orlando Ugueto
El trabajo comunitario y el arraigo con la misión a la que pertenecen se perfilan como dos de los valores más sólidos que expresan las triunfadoras y los triunfadores de la Misión Sucre, manifestándolos no sólo en su verbo sino en las acciones cotidianas.
Desde educar a los consejos comunales hasta llevar una contabilidad y administrar recursos, levantamiento y procesamiento de data, asesoría jurídica, atención médica primaria y apoyo a los campesinos en el tratamiento de la tierra y enfermedades de las cosechas, son parte de los proyectos que implementan en sus comunidades los estudiantes de la Misión con la guía de los profesores.
Cilio Flores, cursante de Estudios Jurídicos, apoya en asesoría legal en el consejo comunal de su parroquia y participa en foros de discusión para dar a conocer la Constitución y las leyes venezolanas. “Me inspiró un gran hombre, Hugo Chávez. Me preguntaba cómo puedo hacer para aportar, aunque sea un granito de arena, ayudar a mi comunidad así como lo hacía él y bueno me inscribí a estudiar en la Misión, después no fue suficiente para mí y enseguida me vinculé al trabajo comunitario”.
Jorge Agamez, estudiante del PNF en Agroalimentación, destacó la calidad de los profesores y de la formación que reciben, así como la preocupación constante de sembrar la sensibilización social en los alumnos. “Nuestro conocimiento es totalmente socializable, en eso han trabajado duro nuestros tutores, no es para guardarlo, de una forma fácil tratamos de educar a los campesinos con herramientas como la fabricación de abono y fertilizantes agroecológicos enmarcados en la conservación del ambiente, de nuestra tierra y de los alimentos que llevan a la casa de los venezolanos. La vinculación con los campesinos para nuestra carrera es fundamental”.
La profesora Irma Silva es egresada de la Misión Sucre, se desempeña actualmente como guía de proyecto y encabeza un equipo de investigación que estudia la “tristeza en los cítricos”, una enfermedad que afecta a la producción de naranjas en el estado Miranda. “Realizamos una transfusión de sabia, un injerto que se hizo al árbol. Ahora estamos a la espera de los resultados”, explicó. Ella expresa un gran amor por la Misión en la que se formó. “Es un baluarte, desde aquí damos construcción a los objetivos de la patria, como la conservación del medio ambiente y forma parte de la educación continúa que visionó nuestro Comandante”.
Ricardo Batista, vocero de informática, excluido por el antiguo sistema educativo, está consciente de las políticas que ha implementado el Gobierno Bolivariano para impulsar la masificación e inclusión en la educación. “Ahora soy parte del aumento de la matrícula en un 170%, parte de esa nueva oportunidad de lograr un alto nivel profesional”. Manifestó que su expectativa es poder reproducir y compartir los conocimientos tecnológicos que ha adquirido y aportar, desde la plataforma de la Misión, saberes y fuerza laboral al país. “En esta materia hemos avanzado mucho ¡imagina tú que hasta un satélite tenemos!”.
Por último, Estefani Lucena, quien cursa el trayecto inicial y tiene 17 años, ratificó su compromiso con la Misión e insistió que no sólo los adultos estudian en la Misión Sucre, “también los jóvenes formamos parte de este proyecto, con esperanza y convicción. A nosotros no nos mueve lo económico, estamos aquí para demostrarle al mundo nuestros valores y que la Misión Sucre sí tiene validez; somos importantes y somos profesionales formados con calidad y con ella defenderemos la patria”.
Desde educar a los consejos comunales hasta llevar una contabilidad y administrar recursos, levantamiento y procesamiento de data, asesoría jurídica, atención médica primaria y apoyo a los campesinos en el tratamiento de la tierra y enfermedades de las cosechas, son parte de los proyectos que implementan en sus comunidades los estudiantes de la Misión con la guía de los profesores.
Cilio Flores, cursante de Estudios Jurídicos, apoya en asesoría legal en el consejo comunal de su parroquia y participa en foros de discusión para dar a conocer la Constitución y las leyes venezolanas. “Me inspiró un gran hombre, Hugo Chávez. Me preguntaba cómo puedo hacer para aportar, aunque sea un granito de arena, ayudar a mi comunidad así como lo hacía él y bueno me inscribí a estudiar en la Misión, después no fue suficiente para mí y enseguida me vinculé al trabajo comunitario”.
Jorge Agamez, estudiante del PNF en Agroalimentación, destacó la calidad de los profesores y de la formación que reciben, así como la preocupación constante de sembrar la sensibilización social en los alumnos. “Nuestro conocimiento es totalmente socializable, en eso han trabajado duro nuestros tutores, no es para guardarlo, de una forma fácil tratamos de educar a los campesinos con herramientas como la fabricación de abono y fertilizantes agroecológicos enmarcados en la conservación del ambiente, de nuestra tierra y de los alimentos que llevan a la casa de los venezolanos. La vinculación con los campesinos para nuestra carrera es fundamental”.
La profesora Irma Silva es egresada de la Misión Sucre, se desempeña actualmente como guía de proyecto y encabeza un equipo de investigación que estudia la “tristeza en los cítricos”, una enfermedad que afecta a la producción de naranjas en el estado Miranda. “Realizamos una transfusión de sabia, un injerto que se hizo al árbol. Ahora estamos a la espera de los resultados”, explicó. Ella expresa un gran amor por la Misión en la que se formó. “Es un baluarte, desde aquí damos construcción a los objetivos de la patria, como la conservación del medio ambiente y forma parte de la educación continúa que visionó nuestro Comandante”.
Ricardo Batista, vocero de informática, excluido por el antiguo sistema educativo, está consciente de las políticas que ha implementado el Gobierno Bolivariano para impulsar la masificación e inclusión en la educación. “Ahora soy parte del aumento de la matrícula en un 170%, parte de esa nueva oportunidad de lograr un alto nivel profesional”. Manifestó que su expectativa es poder reproducir y compartir los conocimientos tecnológicos que ha adquirido y aportar, desde la plataforma de la Misión, saberes y fuerza laboral al país. “En esta materia hemos avanzado mucho ¡imagina tú que hasta un satélite tenemos!”.
Por último, Estefani Lucena, quien cursa el trayecto inicial y tiene 17 años, ratificó su compromiso con la Misión e insistió que no sólo los adultos estudian en la Misión Sucre, “también los jóvenes formamos parte de este proyecto, con esperanza y convicción. A nosotros no nos mueve lo económico, estamos aquí para demostrarle al mundo nuestros valores y que la Misión Sucre sí tiene validez; somos importantes y somos profesionales formados con calidad y con ella defenderemos la patria”.
El
trabajo comunitario y el arraigo con la misión a la que pertenecen se perfilan
como dos de los valores más sólidos que expresan las triunfadoras y los
triunfadores de la Misión Sucre
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