Los procesos de innovación respecto a la utilización de las TIC en la docencia universitaria suelen partir, la mayoría de las veces, de las disponibilidades y soluciones tecnológicas existentes. En la actualidad el vertiginoso avance de la tecnologías de información y comunicación (TIC) y su influencia en todos los espacios de la sociedad ha permitido no solo el incremento en los resultados de la ciencia, la producción y los servicios sino que también se refleja en la forma de actuar y pensamiento de las personas, donde los logros y evoluciones tecnológicas con las que se cuenta hoy en día eran catalogado en décadas pasadas como inalcanzable, irreal y, a veces, imposible imaginarlo.
En este sentido los distintos sistemas formativos no escapan a esta realidad por lo cual día a día deben estar en una constante mejora respecto a los nuevos retos y proporcionar alternativas en cuanto a modalidades de aprendizaje por tal razón, en los últimos años se ha evidenciado la acelerada incorporación de las TIC en las instituciones de educación superior lo que representa actualmente un reto, motivado a que las universidades buscan adaptarse a las necesidades y exigencias de la sociedad moderna, prepararse para los retos futuros, sí como también aprovechando las oportunidades y ventajas de las nuevas tecnologías que ayuden a facilitar la formación y capacitación de profesionales que cumplan con los requerimientos del campo laboral vigente.
La integración de las TIC en la práctica educativa se puede tomar como un proceso de innovación dentro de las instituciones educativas, en tal sentido Hannan y Silver (2005) indican que no está siempre claro si la innovación es un acto de creación o de adaptación (o imitación), ya que el hecho de “innovación” puede que no se trate de algo nuevo, de la misma manera que en algunas otras áreas una invención puede que no surja libre de precedentes.
Las múltiples contribuciones del uso de las TIC en el proceso de enseñanza en la educación superior se materializa en aspectos tales como el acceso desde áreas remotas, la flexibilidad en tiempo y espacio para el desarrollo de las actividades de enseñanza-aprendizaje o la posibilidad de interactuar con la información por parte de los diferentes agentes que intervienen en dichas actividades académicas. En este orden de ideas Cañellas, (2006) refleja que uno de los aportes más significativas de las nuevas TIC a los procesos de formación es la eliminación de las barreras espacio y tiempo a las que se ha visto condicionada la enseñanza presencial y a distancia.
Desde esta perspectiva, se asume que el aprendizaje se produce en un espacio físico no real (ciberespacio), en el cual se tienden a desarrollar interacciones comunicativas.
De este modo, las instituciones universitarias pueden realizar ofertas de cursos y programas de estudios virtuales, posibilitando la extensión de sus estudios a colectivos que por distintos motivos no pueden acceder a las aulas físicas, realizando su capacitación y formación desde cualquier lugar y ubicación solo con conexión al ciberespacio.
Otra de las ventajas del uso de las TIC, se refleja en favorecer e incrementar el flujo de información entre docentes y estudiantes que puede tener lugar de forma sincrónica o asincrónica permitiendo el aprendizaje cooperativo facilitando la planificación y realización de actividades grupales a distancia donde un docente podría estar en contacto con colegas de otras instituciones educativas dentro o fuera de la misma región o país donde se encuentren, facilitando el compartir experiencias de actividades o eventos académicos, contenidos de cátedras que coadyuven a la innovación de sus funciones académicas lo que se puede traducir en nuevas competencias en la formación de los futuros profesionales.
La vinculación de las TIC en el proceso de aprendizaje universitario permite que los estudiantes tengan una permanente búsqueda, análisis y reelaboración de informaciones obtenidas en los ciberespacios académicos, permitiendo que el alumno sea un constructor activo de su información en función de sus experiencias y conocimientos previos, permitiendo el pleno desarrollo de capacidades mentales; donde el docente desempeña un papel fundamental como motivador, programador, director y coordinador del proceso de aprendizaje potenciando las actividades colaborativas y cooperativas entre los integrantes de la comunidad universitaria.
